“ El hambre es la mayor lacra a la que se enfrenta la humanidad en el siglo XXI. A finales del año 2.008, sobre unos 1.000 millones de hombres, mujeres, niños y niñas fueron sus víctimas “. “ Cada 5 segundos muere de hambre un niño menor de 5 años “. “ Más de un tercio de niños y niñas de los países empobrecidos mueren durante el primer mes de vida, generalmente en su hogar y sin acceso a servicios esenciales de salud ni a los medicamentos básicos que podrían salvarlos “. “ Los dos tercios de la población subsahariana malvive con menos de un euro al día “. ¿ POR QUÉ ?. Todos sabemos que el origen de estas frases espeluznantes se originan en un sistema económico, político, financiero y social perverso, injusto e inmoral. “ El mundo produce alimentos para el doble de sus habitantes, pero sólo en el último año se ha incrementado en 75 millones la cifra de personas víctimas del hambre “. Ante esta situación es prioritario potenciar las actitudes solidarias en la sociedad, crear sistemas de justicia, fomentar el desarrollo de los países empobrecidos, suprimir las situaciones de violencia, marginación y guerras, y arrancar de la faz de la tierra la pobreza. Otros asuntos internacionales, nacionales o locales deben estar en un segundo plano de nuestras acciones primordiales.
Es transcendental actuar contra la exclusión de las personas y a favor de la salvaguarda de sus derechos económicos, sociales y culturales, que se interpretan en protección, trabajo digno, renta, salud y educación, vivienda, voz, medios de vida, etc., como refleja el artículo 25 de la DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS: “ Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios “. Es ineludible y urgente cumplir este compromiso solidario adquirido por los Gobiernos y los Estados, es decir, por toda la sociedad en su conjunto. Tenemos que implicarnos en más acciones para el desarrollo, dando prioridad en los presupuestos de las instituciones públicas ( Ayuntamientos, Cabildos, Gobierno Canario y Español ) a los sectores sociales básicos, hasta conseguir al menos el acuerdo del 0´7 % del presupuesto para proyectos de progreso en los países más pobres. Sin olvidarnos de las políticas de asuntos sociales, empleo, salud, vivienda y educación en nuestra comunidad, pensar, aunque sea un 0´7 %, en los que lo están pasando mucho peor que nosotros.
Por otro lado, es vital exigir al Gobierno Estatal Español la progresiva cancelación de la deuda de los países más empobrecidos, invirtiendo las cantidades económicas de dicha deuda en proyectos de desarrollo económico, tecnológico y social en los países subdesarrollados. Es crucial denunciar el cinismo del Gobierno Español ( PSOE ) que, por un lado, ha incrementado considerablemente la venta de minas antipersonales y otras armas de destrucción masiva a países del Tercer Mundo y, por otro, habla de Alianza de Civilizaciones. Hay que recriminar permanentemente las causas que originan la tragedia del hambre ( los intereses comerciales de multinacionales y estados enriquecidos, el tráfico de armas y la creación de guerras y conflictos ) y reclamar un modelo económico, político y social internacional que esté al servicio del ser humano. Es un imperativo político y moral de cada uno de nosotros y de las instituciones públicas de las que formamos parte. Es un compromiso solidario e invariable donde debemos estar unidos y organizados.
JUAN ANTONIO DE LA HOZ GONZÁLEZ, PORTAVOZ MUNICIPAL DE COALICIÓN CANARIA - SAN BARTOLOMÉ DE LANZAROTE.
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